Serendipia

Hace un par de días se me ocurrió escribir sobre la palabra serendipia, tan escuchada y fonéticamente tan atractiva, y tan desconocida al mismo tiempo. La RAE la define como:

SERENDIPIA: Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.

El término serendipia deriva del inglés serendipity, utilizado por primera vez por Horace Walpole en 1754 en su cuento «Los tres príncipes de Serendip», basado en un cuento tradicional persa en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip —antiguo nombre persa de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka— solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades.

Esta palabra, tan de cuento, trae consigo algo mágico que hemos ido perdiendo. La necesidad de mantener todo bajo control, el miedo a lo desconocido, o vivir a toda prisa y en piloto automático, nos cierran la puerta hacia nuevas oportunidades y descubrimientos que sólo llegarán si fluimos y dejamos que la vida nos sorprenda. Y es que la serendipia, aunque suene a magia, no lo es, y se trata sencillamente de estar abierto a la oportunidad del azar, y esto es algo que nadie nos enseña.

Hacer planes y buscar certezas y seguridad está muy bien y es necesario para avanzar, pero por otro lado, si nos enfocamos excesivamente en ello podemos estar cerrando los ojos a un sinfín de nuevos caminos. En lo desconocido está la oportunidad, y a veces hay que lanzarse a la piscina para poder descubrirlo, dejarse llevar. La serendipia es el fenómeno por el que el azar une tu destino y tu realidad: es un hito en el tiempo y en el espacio que transforma tu vida.

«La vida es aquello que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes» — John Lennon

Uno de los peores enemigos de la serendipia es la rutina excesiva, el hacer todos los días lo mismo, pasar siempre por las mismas calles, llevar los mismos horarios. También la planificación excesiva. Trabajar la creatividad también es convertirse de vez en cuando en ese niño pequeño que se sorprende y es curioso. Los niños son (¿somos?) grandes maestros.

En el caso del diseño, cada ejercicio de enfrentarse a un papel en blanco y CREAR, de manera no planificada, nos puede llevar a resultados inimagibles. Escribe, dibuja, pinta, sin pensarlo mucho. En mi caso, cada vez que ideo una nueva pintura, invierto mucho tiempo en pensar en el concepto y el mensaje detrás de la obra, pero soy muy fiel al primer borrador que surge de mi subconsciente a la hora de traducirlo a líneas, formas y colores de manera muy intuitiva. Cada cuadro es un ejercicio intelectual que empiezo y termino, para dar lugar a una idea nueva, diferente, y marcada por toda las que le preceden. En la creación de la Forma del Espacio (2022) esto fue fundamental. La pintura original ya luce en la pared de su nuevo dueño, pero en mi tienda podéis encontrar Fine Art Prints en varios formatos.

La serendipia está presente en cada esquina, solamente tienes que tener los ojos muy abiertos. ¿Estás preparad@ para abrirle la puerta a lo desconocido?

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