Rara vez decido escribir sobre algún artista o personaje en específico, pero tras mi visita a la Exposición «Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy» en el Guggenheim de Bilbao, merecía la pena adentrarme en el universo hipnótico de la artista japonesa.
“¿Qué significa vivir una vida? Me pierdo en este pensamiento cada vez que creo una obra de arte”.
Yayoi Kusama
El lago que rodea el Museo Guggenheim de Bilbao ha sido invadido por lunares rojos durante varios meses, inundando de este color vibrante el caminar de locales y turistas que pasaban por delante. ¿Pero qué hay detrás de este patrón tan característico de la artista japonesa?
El significado de los lunares
Los lunares de colores, las calabazas gigantes, los espejos infinitos, entre otros patrones, componen el fascinante universo de Yayoi Kusama, teletransportando al espectador a una atmósfera onírica e irreal que puede parecer de cuento pero que esconde una fuerte necesidad de plasmar sus preocupaciones y miedos.
“Nuestra tierra es solo un lunar entre los millones de estrellas del cosmos. Los lunares son un camino al infinito. Borramos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos integramos en la unidad de nuestro entorno.”
Yayoi Kusama
“Lo Biocósmico”, uno de los pilares de su obra, expresa su creencia de que lo terrenal y lo celestial son lo mismo. Yayoi Kusama nace en Japón en el seno de una familia conservadora rodeada de plantaciones de flores, que se verán reflejadas a lo largo de toda su obra. De niña comienza a observar la anatomía de las plantas, sus ciclos de vida y la unión entre el cielo y la tierra. Cuando Kusama explica por primera vez el significado de sus característicos lunares, los compara con los cuerpos celestes y los interpreta como símbolos cósmicos.
El arte como herramienta de sanación
Y es que Kusama ha buscado desde edades muy tempranas su sanación a través del arte, y la de toda la humanidad. La artista tiene más de 90 años y lleva desde los años setenta viviendo en un hospital psiquiátrico de forma voluntaria, ubicado cerca del estudio en el que continúa con su trayectoria artística. Desde pequeña, ha sufrido alucinaciones y ataques de pánico que ha logrado transformar en creatividad a través de la obsesión y la repetición, convirtiendo el arte en la manera de canalizar sus emociones y expresar sus obsesiones.
En este link puedes recorrer la exposición de manera virtual.
Por su lado, la muerte es otro de los pilares de su obra, pero no concebida como el final de la vida, sino como una nueva fase. En contraposición a la muerte, la fuerza de la vida, sinónimo para ella del arte por su poder sanador. Así lo expresa en su serie «I pray for love» («yo rezo por el amor»), cuando dice “Oh, tiempo. Detente todavía un momento. Tengo mucho mas trabajo que hacer. Hay tantas cosas que quiero expresar”.
¿Cuál es el valor del arte?
Decidí adentrarme en el universo de Kusama en este artículo porque me pareció un magnífico ejemplo de una trayectoria en la que no podemos aislar el resultado de la obra física del mensaje del artista. Cada pieza de la obra de Kusama es una manifestación vibrante de su vida, su enfermedad y sus vivencias, y solo hasta entenderla seremos capaces de valorar su resultado. Sus patrones y colores sobrecogen a cualquier espectador que se pone en sus zapatos.
El arte importa porque pertenece a esa dimensión de lo poético. La religión, la magia o incluso el amor también forman parte de ese universo no racional. ¿Cómo medir entonces el valor del arte?. ¿O acaso su valor es, finalmente, incuantificable?.
